«La juventud sin edad»

El ser humano ha buscado siempre prolongar la juventud. La literatura universal esta plena de historias de ficción que van desde pociones mágicas hasta pactos satánicos. Fausto, Dorian Grey, los vampiros, han pagado un precio muy alto por alcanzar ese sueño de eternidad.

Se comentaba de un alimento celestial que confería la inmortalidad de Dioses, en la mitología greco-romana se le conoce como Ambrosía, y en la Hindú como Amrita. Hoy día muchos lo siguen buscando, grupos como “Together Forever” promueven la posibilidad de lograr la inmortalidad física incluso, como consecuencia de realizar la conciencia del Amor Crístico y la unión universal a nivel celular. 

Otros persiguen conservarse mediante la hiperoxigenación o la criogenia, y se someten a cirugías plásticas reiteradas, o son víctimas de quienes especulan alimentando esas ideas.

Muchas investigaciones se realizan en la actualidad para determinar los factores del envejecimiento. Unos apuntan hacia aspectos nutricionales como el de combatir la presencia de los radicales libres con vitaminas y minerales antioxidantes, otros van dirigidos hacia el factor genético con el fin de controlar el elemento que influya en la regeneración celular.

Pero lo cierto es que, hasta ahora en la naturaleza no se ha encontrado ninguna forma de vida que se resista al paso del tiempo sin envejecer y morir.

A lo largo de la historia y en diversas culturas, han existido muchos que si han logrado prolongar la vida útil y conservar la salud.

Se han desarrollado sistemas de salud, algunos tan antiguos como el Yoga, con el cual desde hace más de 4.000 años se ha venido enseñando las bases para la higiene natural, la alimentación sana, técnicas de purificación y relajación, conocimientos tan valiosos y sabios que siguen vigentes, a tal punto que constituyen el cuerpo fundamental de cualquier programa de salud integral en la actualidad.

La longevidad y la salud están relacionadas con la capacidad de los organismos para recargar y conservar la energía. El aliento vital conocido con los nombres de Prama en India, Chi en China, Ki en Japón, Mana en Israel, ha sido el objeto de estudio por parte de muchos, desarrollando técnicas para su cultivo como el Pranayama, el Taichi y el Chi Kung, que involucran ejercicios físicos y respiratorios.

Otra clave para el ahorro de la energía es el evitar el gasto innecesario, como el que ocurre con la realización del acto sexual en el hombre, por lo cual hay también procedimientos en la sexología Taoísta china y Tántrica hindú con el fin de no desaprovechar esta energía.

Otro de los elementos más importantes es el de evitar las toxinas y la ingesta de drogas y tóxicos, pues estos se constituyen en interferencias para el funcionamiento del organismo, ya que un cuerpo así intoxicado pierde capacidad para la regeneración celular.

Experimentos con cultivos celulares “in vitro” han logrado que en condiciones ideales de nutrición, las células se regeneren y multipliquen indefinidamente, comprobándose con ello que las células son potencialmente inmortales.

La pregunta es:

¿Por qué los seres vivos perdemos esa vitalidad para regenerarnos con el tiempo y sedemos al desgaste?

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La respuesta obedece a la presencia simultánea de varios factores involucrados como son: la intoxicación gradual y acumulativa, la nutrición celular deficiente, los conflictos y el stress prolongado, el sedentarismo y la falta de ejercicio.

Envejecer no implica deterioro. La clave entre conservarnos sanos y vitales o por el contrario enfermarnos y deteriorarnos la hace EL MANTENIMIENTO.

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