Nada de lo que nos ocurre es por suerte, ni es aleatorio, casual o un capricho de la voluntad divina. Todo entraña un propósito y presenta un aprendizaje implícito. La salud o la enfermedad obedecen a una causalidad. Pero debemos entender mejor nuestra situación.

No somos el cuerpo, poseemos un cuerpo. El cuerpo no es más que el traje espacial que nos permite vivir esta gran aventura del tiempo y el espacio. En realidad, somos un espíritu que funciona como una Unidad con el Cuerpo-Mente.

Nuestras existencias poseen un propósito que va más allá de crecer, sobrevivir, multiplicarnos y morir.  Somos seres multidimensionales y nuestra existencia física está sujeta a una multicausalidad que nos afecta desde el microcosmos y desde el macrocosmos. 

Partiendo de allí, podemos comprender que nuestras relaciones, nuestro estilo de vida, la manera de pensar y de sentir nos determinan. Por tal razón, nuestras acciones u omisiones generan consecuencias. Es decir, si vivimos en la ignorancia de las leyes que controlan nuestra existencia, como las de la biología, de la física, de la Naturaleza, de la sociedad y de la dimensión espiritual, podemos generar transgresiones que nos acarrean consecuencias.

La salud o la enfermedad es la consecuencia de la gestión de nuestras propias vidas.

Para que la medicina sea realmente efectiva debe estar en capacidad de considerar todos estos aspectos y de intervenirlos; integrando todo conocimiento médico que pueda ser verificado y validado sin importar el origen (moderno o tradicional) ni su procedencia (occidente u oriente). Además, debe ofrecer procedimientos curativos y a la vez que sanadores; y también, debe estar en capacidad de tratar las enfermedades, de prevenirlas y de rehabilitar a los individuos. Atendiendo las enfermedades y también a los enfermos.

La Medicina Holística

La aproximación de la Medicina Holística, no es compleja, en realidad es relativamente simple. Se fundamenta en que todos tenemos un cierto grado de INTOXICACIÓN y MAL NUTRICIÓN, acumulamos ESTRÉS conflictos no resueltos y traumas, tenemos malos hábitos de vida y probablemente, no hayamos tomado consciencia de nuestra realidad espiritual e ignoremos nuestro propósito de vida.

Autoregulación

Debido a ello, los mecanismos de autosanación se encuentran parcialmente interferidos en nuestros organismos, por lo que la capacidad de autoregulación y defensas no son efectivas para preservar la salud, y por tanto enfermamos.

Emociones

Nuestras emociones se encuentran comprometidas porque hemos aprendido a reprimirlas, a controlarlas y a vivir bajo presión, menospreciando el poder que tiene el estrés para afectarnos, por ello hay un componente psicosomático en la mayoría de las personas.

Medicamentos

Al desconocer los límites de nuestro organismo, de nuestras reservas energéticas y de las resistencias: abusamos, nos excedemos y nos exponemos a presiones y exigencias que nos agotan y desgastan sin darnos cuenta de ello hasta que nos sorprenden las crisis. Entonces, hacemos uso indiscriminado e irresponsable de estimulantes y medicamentos que mantiene una ilusión de bienestar, mientras, la situación se complica.

Al desconocer los límites de nuestro organismo, de nuestras reservas energéticas y de las resistencias: abusamos, nos excedemos y nos exponemos a presiones y exigencias que nos agotan y desgastan sin darnos cuenta de ello hasta que nos sorprenden las crisis. Entonces, hacemos uso indiscriminado e irresponsable de estimulantes y medicamentos que mantiene una ilusión de bienestar, mientras, la situación se complica.

En estas condiciones es imposible sanar.

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